En el siglo VI después de Cristo, la desolada Hispania es gobernada por reyes de estirpe germana. Justiniano, emperador de Oriente,reclama la Península Ibéricatras haber exterminado en Italia a los ostrogodos.
Pero existe un hombre capaz de evitar que Bizancio, en su afán por recuperar los territorios imperiales que perdieron los romanos de Occidente, aniquile el último reducto gótico del Mediterráneo : es Bradila de Rávena, un ostrogodo superviviente a la purga italiana, exiliado en Hispania, y lleno de odio contra aquéllos que lo han dejado huérfano de patria y nación.